El libro La problemática del síntoma aborda desde el campo de la clínica psicoanalítica con niños y adolescentes, esta obra aborda cuestiones metapsicológicas que se extienden más allá del psicoanálisis con niños: el estatuto del juego y de la ilusión en la subjetividad, la necesidad de no psicopatologizar el conflicto, la revisión del concepto freudiano de síntoma, sus relaciones con el concepto de trauma y su articulación con el género.
En La problemática del síntoma, segundo volumen colectivo de la Fundación Estudios Clínicos en Psicoanálisis, se destaca la oposición al reduccionismo de la repetición acrítica y el esfuerzo para sostenerse en una apertura necesaria hacia la aparición de lo imprevisible. Las escenas clínicas se reescriben en la temporalidad, para hacer lugar a nuevas teorizaciones, donde los conceptos clásicos en psicoanálisis dialogan con los nuevos paradigmas de nuestra época.
Encuentro un desajuste inicial entre el título y el texto, ya que el primero circunscribe un campo –el de la niñez y la adolescencia-, y el segundo, sin hacer caso de aquella constricción, se introduce –eso sí, de la mano del juego y de la niñez- en el corazón mismo del edificio psicoanalítico para problematizarlo a partir del síntoma.
Este productivo desequilibrio da cuenta de la necesidad de incluir, al principio del libro, el notable texto de Diego García Reinoso, lo cual es mucho más que un acto de reparación histórica, por otra parte, pendiente.
Disfruté las Jornadas de trabajo sobre este tema y, aún más, su transformación en libro. Libro que interroga, a la luz de nuevos desarrollos filosóficos y científicos, categorías clásicas del psicoanálisis.
Los autores toman posiciones y las defienden a lo largo de sus escritos. En esta diversidad es posible distinguir motivos comunes que atraviesan el texto. Ante todo destacamos que la categoría del conflicto, inherente a la subjetividad, no debe ser psicopatologizada y, por lo tanto, no debe ser asimilada lisa y llanamente al síntoma. Antes que adoptar neologismos pensamos que el vocablo mismo “conflicto” merece ser conservado. Insistimos en tomar en consideración más rigurosamente el modelo de series complementarias o suplementarias (Ricardo Rodulfo, 1994) en la sobredeterminación del síntoma y, a la vez, ponemos especial énfasis en la tercera de estas series: la del acontecimiento, históricamente desatendida por el psicoanálisis. Se propone el modelo de lo transicional como alternativa a lo transaccional, que en definitiva no deja de estar producido y regulado por la represión. Respetamos, además, la singularidad de la neurosis en la infancia y en la adolescencia sin reducir el síntoma a lo intersubjetivo y sostenemos como planteo ético que dado el margen de diferencia irreductible que implica toda subjetividad, el trabajo del análisis –en la niñez, la pubertad y la adolescencia neuróticas- es insoslayable. Desde nuestro enfoque es totalmente insuficiente y hasta iatrogénico querer curar un síntoma de una niña o un niño sólo a través del trabajo con los padres. Un testimonio de esta preocupación son los historiales que enriquecen este texto.
Pero ninguna revisión es suficiente en estos tiempos si no se plantea la relación de la problemática estudiada con las cuestiones llamadas de género. Es así que Síntoma y Diferencia nos introducen en una discusión, en plena vigencia actualmente.
Acaso sea lícito considerar este libro como un intento de introducir la problemática del síntoma y de las neurosis en otras problemáticas sin las cuales aquélla queda aislada. Es un libro que cuestiona, polemiza y en algunos momentos hasta puede escandalizar. Si alguna justificación última necesita es su compromiso con la decisión de poner a trabajar los fundamentos mismos de la teorización analítica. El juego de ésta es lo que permite sostenerse en la práctica clínica con una conceptualización no anclada en lo estereotipado, sostenerse en todo caso con una peculiar forma de teorización asociable al movimiento de lo transicional o, según Piera Aulagnier, “teorización flotante”.
Marisa Rodulfo.
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El eje del síntoma actúa operando para un enriquecimiento y matización de la concepción misma de neurosis. Esto se refuerza por el modo en que se introduce como otro eje el de las problemáticas de género que singularizan destinos específicos. El libro se abre reimprimiendo un trabajo clásico de Diego García reinoso sobre la dimensión transicional, lo cual funciona a su vez como otro eje al abrir toda la perspectiva de la dimensión lúdica.