El libro Andamios del psicoanálisis. Lenguaje vivo y lenguaje muerto en las teorías psicoanalíticas se divide entre una primera parte de contenido teórico general, abarcativo, y una segunda parte clínico-teórica, dedicada a enfocar diversas problemáticas, como por ejemplo la de la inhibición. Si bien predomina material clínico de infancia y adolescencia no faltan referencias al trabajo con pacientes adultos.
Presentación de Andamios: Carta de homenaje a Ricardo
Me ha sorprendido gratamente al igual que a Felipito Taca tun, el niño tantas veces citado en sus clases por Ricardo, cuando escribiera por primera vez una Pla Pla, la idea de armar dentro del espacio mismo de estas jornadas, la presentación de la obra en variación ANDAMIOS DEL PSICOANALISIS. Libro de quien es para mí un compañero de ruta.
Ya van por mas de 27 años que para bien o vaya uno a saber me relacione con él, con la intensidad de su pensamiento, con su capacidad particular de descentrar los dogmas impuestos como verdades absolutas, con su actitud psicoanalítica. La misma que en junio de 1997 lo llevara a plantear en el museo Freud de Viena, nada más ni nada menos que el juego del carretel no es el primer juego, que la partida de la madre puede resultar placentera o aun indiferente, que el jugar no esta originariamente conectado con la angustia.
Encuentro ahí una posición ligada a la generación de un lenguaje vivo y no la repetición de un texto sagrado. Interpela reconociendo en su creación a Freud y desde ese lugar puede recrear sin caer en la repetición que en sumatoria haría de un pensamiento, del psicoanálisis mismo un lenguaje muerto.
Decir de este libro es decir de una obra en permanente movimiento y variaciones, es reconocer el lugar particular a lo musical, al jugar, al juego del humor aquel que está presente tanto en su práctica clínica como en su vida personal. Quienes de sus amigos no han sentido de cerca la riqueza creadora de sus insólitas llamadas telefónicas. Por cierto Alguna vez merecerían ser escritas y conocidas por todos los aquí presente.
Es para todo los que de distintos modos conocemos a Ricardo un placer, una satisfacción que se constituirá seguramente en una experiencia apreciable a través de los años. Poder realizar en esta facultad la presentación de su nuevo libro.
Es a su vez un homenaje de todos quienes reconocemos su calidad como Profesor, o como lo distinguiera la Universidad de Buenos Aires, Profesor Consulto titular y regular titular plenario y por último Gran Maestro. Por eso ANDAMIOS DEL PSICOANALISIS ha encontrado para iniciar su camino un lugar especial. Parte de lo acontecido en las aulas del grado y del posgrado de una u otra manera habrá puesto su aporte en diferentes trazos de la escritura.
Para finalizar solo diré que Andamios no es solo un libro para quienes trabajan junto a niños y/o adolescentes, es un texto que abre a la posibilidad de aceptar la recreación del diferir, del silencio. Aquello que nos interpela y nos interroga.
Sostener un lenguaje vivo es a mí entender la propuesta que vertebra este texto.
Gracias Ricardo por tantos años jumos y por permitirnos esta celebración.
En ocasión de prologar uno de los libros de Marisa Punta Rodulfo Gilou García Reinoso se preguntaba ¿qué era prologar, interrogante que tomo prestado bajo la forma qué es presentar un libro? ¿Presentar un libro es exponer sus ideas? ¿Resumir sus capítulos? ¿Delinear sus contornos o su alcance? ¿Señalar o anticipar los senderos para que los oyentes puedan transitarlo?
Advertí que antes de estas preguntas tenía que formularme otra porque presentar un texto implica que efectivamente existe uno en espera de ser presentado, pero en verdad ¿existe un libro para presentar?, ¿algo así como un acervo o un continente de ideas de un autor? ¿Y existe un autor a ser presentado?
Bien se podría decir que un libro no existe antes de un lector, como una entidad aislada de un lector.
O bien, que preexiste como un ser criopreservado, en estado larvado.
Todo libro se configura como texto y texto singular en el encuentro con cada lector.
Y en ese encuentro el lector, avezado o no, construye su propio texto, que no puede ser otra cosa que una variación de aquel o una ficción, mejor su propio mamarracho
De manera que no hay un texto, sino tantos textos como lectores.
Y para peor, no hay algo así como una identidad de lectura digamos (parafraseando a la identidad de pensamiento o de percepción). Así como nadie se baña dos veces en el mismo río, nadie lee dos veces el mismo libro, aunque sea el mismo lector.
Puede ser que dé en ese encuentro sea lúdico y fecundo y genere muchos efectos de subjetivación en su lector, esto es que el encuentro sea un acontecimiento que transforme su práctica (en cuyo caso deviene letra viva ó más bien pla pla viviente porque su efecto es impredecible) ó que haya un desencuentro y hasta un anti-encuentro y que se mantenga como letra muerta.
Y así como no hay un libro tampoco hay un autor, en todo caso un escribiente de una intertextualidad colectiva y al mismo tiempo de una producción singularísima que se asume como el firmante.
De lo que puedo dar cuenta hoy es de lo que ocurrió en esos entres, entre el texto Ricardo Rodulfo y mi subjetividad.
Una de las cosas que ocurrió es que se me antojó poner en práctica un ejercicio que recomienda para mantener la atención flotante lejos del proceso secundario en la lectura de un material clínico, que es para los que recién empiezan.
Entonces se me ocurrió para mantener una lectura flotante, lejos de procesos obsesivos a los cuales soy afecta, ficcionalizarlo a él, al escribiente, a Ricardo Rodulfo, y a sus trabajos (continuando con los ejercicios sugeridos: rejunté figuras, compuse dobleces, destruí convergencias, hice fold up,…)
por Fabiana Tomei
Presentación del reciente texto de Ricardo Rodulfo, el Andante, el que “deja a los varios porvenires un jardín de senderos que se bifurcan”.
(En el marco de las XVI Jornadas de las Cátedras Psicopatología Infanto Juvenil y Clínica con Niños. Reconfiguraciones del cuerpo. El Psicoanálisis con la Medicina, Facultad de Psicología, UBA, 2 de Noviembre de 2013)
El de la variación, en primer lugar, entendida como un término extraído del campo musical que permite a la vez nombrar repetición y diferencia, a la vez que atenuar el dualismo de las oposiciones clásico en el psicoanálisis para dar mejor cuenta de sus umbilicaciones, extendiendo la perspectiva de puesta en banda que en Lacan no terminó de culminar por su fidelidad a las posiciones estructurales. Un ejemplo claro de esto es una revisión a fondo emprendida respecto de la problemática de la prohibición del incesto, vuelta con el tiempo un verdadero mito psicoanalítico. En sus capítulos clínicos se pon mucho énfasis en la problemática de las inhibiciones, llevada a primer plano para equilibrarla con la importancia habitualmente concedida al síntoma
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