Publicación del libro Bocetos psicopatológicos: el psicoanálisis y los debates actuales en psicopatología (Editorial Paidós). La autora, Marisa Punta, habla de los traumas en la niñez y adolescencia proyectados en el adulto, con la práctica clínica como medio conductor. Un texto para todos los niveles de lectura. Prólogo de Rafael Paz.
Muy próximamente, esperamos que en el curso de este mismo mes, hará su aparición pública un nuevo libro de Marisa Punta Rodulfo: Bocetos psicopatológicos – El psicoanálisis y los debates actuales en psicopatología, nuevamente por Editorial Paidós.
Podemos anticipar que el contenido del libro sostiene verdaderamente tal actualización y tal necesario debate, principalmente a partir de desarrollos diversos en torno a trastornos de gravedad en la niñez y adolescencia, lo que incluye incursiones muy a fondo y muy personales acerca del trauma -descompuesto en sus elementos constitutivos- las múltiples violencias que asedian con demasiada frecuencia los primeros años de la vida -perturbando lo que debería ser un tranquilo proceso de crecimiento físico y psíquico-, así como otras problemáticas en las que urge un diagnóstico a tiempo que permita intervenciones preventivas. Por supuesto, dada la trayectoria de la autora, la semiología del medio tiene un amplio lugar para su consideración y las referencias que el texto se construye son marcadamente intertextuales.
Además es uno de esos libros que no sólo permiten sino que promueven varios planos de lectura, en los que tiene cabida tanto el estudiante como el profesional, tanto el psicoanalista como otros colegas en ciencias humanas. Y, como ya es habitual en Marisa, la reflexión conceptual pasa constantemente por la práctica clínica. El libro se desmarca espontáneamente de abrochamientos encerrantes en concepciones estructuralistas a ultranza como de otras afectadas por linealidades evolutivas simples o demasiado fijadas a descripciones clasificatorias estáticas.
Por otra parte, este tratado no académico de psicopatología -ya que rehúye ese formato típico de pretender exhaustividad abarcando cuanta patología exista, acotándose a enfocar minuciosamente ciertas problemáticas- no limita su alcance al territorio de la niñez y adolescencia. En efecto, lo que da a pensar de nociones como la del trauma, por ejemplo, extiende sus alcances en cuanto es de utilidad para pensar en las vicisitudes del paciente adulto.

No dejaríamos pasar por alto la calidad y elegancia del prólogo a manos de Rafael Paz. Una elección significativa por más de una razón, pero detengámonos en ésta: aquella figura ya legendaria en el psicoanálisis argentino es la de un analista que no encaró la práctica con niños, y sin embargo la pertinencia de su prólogo no sufre mella alguna por eso: es que nuestra disciplina no se puede encerrar en formatos de especialidades a la manera médica, sin por ello reducir el problema de especificidades como la que la clínica de niños encarna. Paz sabe esto tan bien como la autora y como todo analista que haya pensado a fondo los contornos de su práctica. De allí el interés que cobra este prólogo en su detallado recorrido del libro.