En esta oportunidad se trató la temática de la sexualidad desde una visión actual, contando además con invitados/as de otros campos
Con el duelo por Adrián Grassi a cuestas, pero no obstante con entusiasmo por realizarla, se celebró nuestra XXI Jornada de Niñez y Adolescencia, como de costumbre el primer sábado de noviembre.
(XXI Jornada de Niñez y Adolescencia- C. Tkach, A. Franco, M.P. Rodulfo, J. C. Fernández, P. Yorston)
La misma estaba dedicada a una revisión y puesta al día de la sexualidad infantil tal como se la ha venido pensando en el psicoanálisis desde fines del siglo XIX. La idea de puesta al día era esencial, ya que a menudo una enseñanza demasiado institucionalizada y oficial se limita a variaciones muy poco variadas sobre los célebres Tres Ensayos de Freud, como si sus conclusiones fueran inamovibles, un error grave si se tiene en cuenta entre otras cosas el biologismo de base que afecta a estos tres ensayos y que los mismos desarrollos ulteriores de distintas corrientes en psicoanálisis de niños/as –desde Silvia Bleichmar a muchos autores franceses e ingleses, sin contar con nuestros propios aportes- espontáneamente rectificaron muchas posiciones freudianas.
(XXI Jornada de Niñez y Adolescencia- Audiencia y participantes)
Por otra parte, la problemática del abuso sexual, tan en boga actualmente y ahora menos tapada que en otras épocas, ha reverdecido y vuelto a plantear aquella teoría de la seducción que Freud abandonó por oscuras razones políticas.
Simultáneamente la despatologización de la homosexualidad y del campo de los fenómenos trans vuelve inactuales por sí mismos muchos conceptos que en su momento fueron nodales, como el del complejo de Edipo en una hipotética función de normalizador de la sexualidad.
(XXI Jornada de Niñez y Adolescencia- R. Rodulfo, F. Tomei)
Todo esto junto, en verdad, no cabe en una sola jornada. Y sin embargo salió muy bien, verdaderamente exitosa, con una concurrencia más que numerosa de público –más de 500 personas- y un promedio de alto nivel en las diversas exposiciones. Contribuyeron a ello muchos invitados/as: Pablo Farneda, Leticia Glocer Fiorini, Débora Tajer, Graciela Wolosky, todos/as ellos muy comprometidos con la renovación tanto de las problemáticas llamadas de género como de las de la sexualidad en sí misma.
Una vez más se demostró lo importante de invitar a las jornadas a intelectuales y profesionales que, incluso aunque frecuenten el psicoanálisis a su manera, no son psicoanalistas, lo cual fecunda el diálogo y abre fronteras cerradas. En concreto es el caso de Pablo Farneda, que desde el terreno de las artes ha hecho un cruce muy original con la filosofía, el psicoanálisis y las teorías de género.
(XXI Jornada de Niñez y Adolescencia – G. Wolosky, A. Franco, P. Farneda)
Una quinta invitada, Victoria Baigorri, leyó un cuento dedicado de una manera no convencional a la incierta frontera de los juegos sexuales infantiles, de donde extraemos otra conclusión: la necesidad de incluir más regularmente escritores del campo de la ficción, como alguna otra vez hemos hecho, pero que debemos intensificar más.
Cabe señalar un hecho interesante, el de que muchos colegas jóvenes se dieran cuenta de las dificultades y resistencias que genera en la mayoría de los psicoanalistas pensar por fuera de ese centro teórico que llegó a ser el complejo de Edipo, con el complejo de castración en su pliegue interno. Aun en posiciones muy progresistas esa dificultad para desmarcarse de los paradigmas edípicos se repite a la manera de un contrainvestimento que bloquea en parte el flujo de nuevas perspectivas. Pero precisamente esto redobla la necesidad de encuentros y jornadas como esta, pues son resistencias textuales que no se doblegan con declaraciones sino con mucho trabajo en conjunto, más allá del individual que cada uno realice.