Por Luz Mercade
Pequeña introducción a la Ceremonia de jura
Publicamos este texto por varias razones: su factura poco común, al trabajar literaria y filosóficamente un juramento cuyas formas canónicas suelen ser estereotipadamente burocráticas y formalistas; las dimensiones éticas en las que se mueve, que dejan al descubierto las dimensiones existenciales de un compromiso profesional que excede en mucho la mera capacidad técnica, no eludiendo los factores afectivos involucrados en la responsabilidad que quien jura asume; la actitud psicoanalítica que campea aunque se trate de una profesión que no necesariamente cultiva aquella disciplina; el buen trato con la escritura y la preocupación por referencias filosóficas de las que el psicólogo en general está bastante muy alejado, entre otras cosas por las características actuales de su formación, que lo inclina más hacia posiciones donde la primacía es la de la solvencia técnica. al menos como ideal -por lo común no demasiado realizado-; en fin, por la puesta en juego de un deseo que no es el de la ciencia, deseo de dominación, sino un deseo destinado a la preservación de la diferencia. Acaso sea superfluo agregar que quien escribe este juramento es una colega joven.
Ceremonia de Jura
Juro, con el corazón en la mano, sosteniéndomelo acaso, que llevaré a cabo mi trabajo con el único horizonte de aliviar el sufrimiento psíquico, y todos los otros que puedan plantearse en el camino que tengan que ver con éste.
Juro no perder de vista jamás que el padecimiento psíquico siempre tiene que ver con otros caminos que convergen con él. Juro no cosificar jamás a ningún ser humano ni humana bajo preconceptos de la ciencia y los diferentes nombres que pueda llevar la verdad de turno. Juro en nombre de Bertol Brecht, que dijo que al río qué todo lo rompe lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime. Juro en su nombre no olvidar en mi tarea vislumbrar a toda costa cuáles son los lechos que oprimen a una persona. Juro en nombre de André Bretón, que dijo que el miedo a la locura no debe bajar las banderas de nuestra imaginación. Juro en su nombre tener el coraje para diferenciar la locura de la imaginación, y apostar siempre a esta última. Juro en nombre de todos los pensadores y pensadoras que me precedieron, no dejar jamás que un punto ciego en mí, o varios de ellos, me hagan intencionalmente cometer actos iatrogénicos, por ser incapaz yo de alojar el sufrimiento humano.
Juro en nombre de mi propio análisis tener siempre la ética necesaria y el corazón suficiente para ayudar o reconocer mis límites a quién en mi busca venga, sin importar su condición social ni psíquica. Juro en nombre de todo lo que creo potencialmente transformador y bueno en este mundo, que siempre honraré mi profesión poniendo el cuerpo y el corazón, con el único fin de ayudar a las personas en su sufrimiento humano para que puedan atravesarlo y así encontrar el mayor bienestar que les sea posible. Por último, juro en nombre de todos los llamados locos y locas, en nombre de todos los cercenados y oprimidos de esta sociedad, no olvidar jamás que mi profesión, dignidad y ética humana no está a la venta, del mismo modo que ellos y ellas no lo están. Juro así jamás perder de vista el marco político económico social en que se produce el sufrimiento.
Juro así, en cada acto terapéutico, y en nombre de la dignidad humana, ejercer con amor, entrega y convicción, a sabiendas de mi ignorancia, esperando que mis pacientes y pacientas me saquen de ella, que alojaré todo cuanto esté en mis manos para que quien se cruce en mi camino pueda realizarse y encontrar lo que desde el corazón desea en este mundo.
SÍ, JURO.
Luz Mercade: Licenciada en Psicología